* “Todas las cosas están interrelacionadas. Todo cuanto existe en el universo es parte de una unidad. Todas las cosas están vinculadas de una manera u otra a todas las demás. La única manera de comprender algo es entendiendo cómo se relaciona con todo lo demás.
Toda la creación cambia constantemente. Nada es invariable; lo único que no varía es el hecho de que siempre hay ciclos de cambio. Una estación sigue a otra. Los seres humanos nacen, viven, mueren y entran al mundo de los espíritus. […] Los cambios se producen de forma cíclica o estructurada. No ocurren al azar y sin propósito […].
El mundo físico es real. El mundo espiritual es real. Sin embargo, las leyes que los rigen son distintas. La trasgresión de las leyes espirituales puede afectar al mundo físico, y la trasgresión de las leyes físicas puede afectar al mundo espiritual. Una vida equilibrada es aquella que respeta tanto las leyes del mundo físico como las del mundo espiritual.
Los seres humanos somos seres físicos y espirituales a la vez. Los seres humanos podemos adquirir constantemente nuevos dones, pero tenemos que esforzarnos para lograrlo. La persona tímida puede llegar a ser valiente. La débil puede llegar a ser fuerte e intrépida. La insensible puede aprender a respetar la sensibilidad de los demás. La que sólo valora el dinero y las cosas materiales puede empezar a mirar hacia adentro y a escuchar su voz interior. Cuando los seres humanos adquieren nuevas cualidades, se produce un proceso que se conoce como desarrollo o auténtico aprendizaje.
El aprendizaje verdadero tiene cuatro elementos. Estos cuatro elementos de la naturaleza de toda persona están representados por los cuatro puntos de la rueda sagrada (físico, emocional, mental y espiritual). Estas cuatro partes de nuestro ser se desarrollan por medio de nuestra voluntad. Una persona no puede aprender de forma integral y equilibrada si en el proceso no participan los cuatro elementos de su ser.
[…] Tenemos que participar activamente en el desarrollo de nuestro potencial. El portal que todos deben cruzar si desean ser mejores o diferentes de lo que son es el de la voluntad. Hay que decidirse a emprender ese camino. El camino tiene una paciencia ilimitada. Siempre estará esperando a los que deciden recorrerlo.
El que emprende el camino del autodesarrollo recibirá ayuda. Habrá guías y maestros que aparecerán en su camino y protectores que lo cuidarán. No se le presentará ninguna prueba que no tenga fuerzas para enfrentar.
Una vez que emprendemos este camino, sólo fracasaremos si nuestro propio descuido nos lleva a ignorar las enseñanzas del Árbol Sagrado.” Phil Lane, Judie Bopp, Michael Bopp y Lee Brown, “El árbol sagrado. Reflexiones sobre la espiritualidad indígena americana”