109. El matrimonio sagrado entre el cielo y la tierra

    * “Stonehenge, Avebury y Silbury hill en el sur de Inglaterra, New Grange en Irlanda, Carnac en Bretaña, el Hipogeo en Malta eran algunos de los lugares más sagrados de esa antigua época, cuyas estructuras y significados son aun hoy poco comprendidos, porque la mente moderna no puede experimentar la naturaleza de la misma manera.

    La ceremonia más grande del año era el matrimonio entre el cielo y la tierra […] no hay duda de que este matrimonio sagrado era celebrado en New Grange, donde un rayo de sol en el amanecer del solsticio de invierno penetraba en el rincón más profundo de un templo-útero. […] En Avebury (a principios de Mayo) y en Stonehenge (en el solsticio de verano) una larga sombra fálica triangular producida por una alta piedra envolví­a a otra piedra que se cree representaba a la Diosa Madre. […]

    Se desarrollaron rituales, que sobreviven incluso en este siglo, que identificaban a un joven dios con el cereal o las cosechas que cada año morí­an y cada año volvían a nacer. Más tarde una gigantesca mitologí­a se desarrolló a su alrededor. […]

    Es la historia de la Diosa que tiene un hijo que crece para convertirse en su consorte. Él personifica la vida de la vegetación, la vida del cereal o del árbol frutal. Su matrimonio con la Diosa Madre une la tierra con el cielo y regenera la vida de la tierra. En Mesopotamia, como Tammuz, él muere como sacrificio y la diosa Ishtar va en su busca, descendiendo al inframundo para despertarlo de su sueño o para traerlo de vuelta de entre los muertos. En Egipto la diosa Isis reúne los fragmentos del cuerpo de Osiris y lo devuelve a la vida. […] Con el retorno del hijo o consorte, el cereal brota, el árbol florece y la fertilidad es devuelta a la tierra.” Anne Baring, “Los orígenes y el concepto del alma”

 

    * “Una gran sorpresa aguarda al visitante de Nenkovo, puesto que la entrada de la cueva es exactamente la entrada de una vagina. Y se adentra en la cueva unos 65 pies. Pero los expertos que han analizado el relieve están de acuerdo en considerar que el relieve natural cárstico correspondía solamente a unos 48 pies, siendo lo demás excavado artificialmente. Indudablemente, unas manos humanas continuaron la obra del agua que excavó el lugar durante milenios. Al final de la cueva, un altar excavado en la roca simboliza el útero mismo.

    La sorpresa real, sin embargo, tiene lugar al mediodía: cuando el sol se acerca a su punto más alto en el cielo, su luz penetra dentro de la cueva por una abertura especial de la roca y proyecta una perfecta y reconocible forma de falo de luz sobre el suelo. […] Solamente durante algunos meses del año, enero y febrero, cuando el sol está bajo en el horizonte, el rayo de luz fálico tiene la longitud suficiente para llegar al altar y fecundar simbólicamente el útero.” Ana Mª Vázquez Hoyos, “El útero de piedra de Nenkovo”