* “En las sociedades primitivas el arquetipo era un instrumento de aprendizaje, pues a través de la identificación con esa imagen el oyente (de leyendas y mitos) experimentaba una comprensión interna, consciente o inconsciente, y a través de la cual podía despertar y expresar las energías arquetípicas. Uno de los más frecuentes en muchas culturas era el de la fuerza femenina universal (la Gran Diosa), representado por tres figuras de mujeres y diosas que simbolizaban el ciclo vital femenino: la Doncella, la Madre y la Bruja.
Normalmente la Doncella presentaba un aspecto enérgico y dinámico, reflejaba la luz de la luna creciente, y se la asociaba con el color blanco. La Madre resplandeciente, símbolo de la fertilidad y la nutrición, reflejaba la intensa luz de la luna llena y se la relacionaba con el color rojo. Por último, la Bruja era la representación de la sabiduría, la puerta de la muerte y la senda hacia los poderes del mundo interior; reflejaba la oscuridad cada vez mayor de la luna menguante en su trayectoria hacia el aspecto oculto de la luna nueva, y estaba asociada con los colores azul o negro.
Sin embargo la descripción del ciclo vital femenino no esta completa si no se incluye una cuarta fase (el aspecto oculto de la Diosa en la luna nueva) que en general no formaba parte del trío anterior. Se trata de la Madre oscura o terrible, a la que se representaba como si fuese la muerte; era el alma de lo divino a la que todos regresaban para renacer, representando dentro del ciclo el espíritu que quedaba en libertad en el momento de la muerte.” Miranda Gray, “Luna Roja”
* “La Diosa Luna se representa con muchas apariencias distintas que reflejan las tres principales fases de su ciclo […] Estas tres caras de la Diosa Luna representan los ciclos de la naturaleza y fusionan los procesos conscientes y subconsciente de la mente humana, nuestra vertiente material, emocional y espiritual. La Luna se ha convertido en el arquetipo de la creación, la feminidad y la mentalidad femenina. Todas las religiones importantes contienen, con una forma u otra, indicios de esta trinidad.
Para los antiguos griegos era crucial el trío formado por Perséfone, Deméter y Hecate, equivalente a las romanas Diana, Ceres y Sibila. En la tradición escandinava, las Nornas, o hermanas Parcas, entretejían el pasado, el presente y el futuro.
Las diosas doncellas veneradas por toda suerte de civilizaciones incluyen a Afrodita, Al-Uzza, Atenea, Diana, Minerva,… Las diosas madre de la creación y de la Luna incluyen a Astarté, Ceres, Selene, Isis y Wahini Hai,... Y del grupo de las diosas oscuras puede citarse a Kali, Skadi, Circe, Hathor, la Medusa con una cabellera de serpientes y Némesis, la diosa de la retribución.” Magnolia, “La diosa de la noche”