* “La serpiente es la fuerza vital, un símbolo seminal, epítome del culto a la vida en este mundo. No es sagrado el cuerpo de la serpiente, sino la energía que exhala esta criatura, la cual se mueve en espiral y se enrosca, transcendiendo de sus propios límites e influenciando al mundo que le rodea. […]
La serpiente es un símbolo transfuncional e impregna todos los temas simbólicos de la Vieja Europa. Su influencia vital se dejaba sentir no sólo en la creación de la vida, sino también en la fertilidad y multiplicación de las especies pero, muy en particular, en la regeneración de la energía a partir de la vida que termina. En combinación con plantas mágicas, los poderes de la serpiente incluyen la facultad de curar y crear nueva vida. Una ondulante serpiente, representada en posición vertical, simbolizaba la fuerza de la vida ascendente y era vista como una columna vital que surgía de las tumbas y las cuevas, siendo un símbolo intercambiable con el Árbol de la Vida y la columna vertebral. De forma similar, los anillos de serpiente estaban impregnados de una fuerza regeneradora […]
Se conocen representaciones de serpientes en el Paleolítico Superior y también en el Mesolítico y el Neolítico. Un considerable número de objetos magdalenienses, en hueso y asta, tienen forma de serpiente o están decorados con zigzags, líneas paralelas onduladas y losanges interconectados. En otros pueden verse grabados anillos y espirales de serpiente.
[…] En la Lituania de principios del siglo XX, mi propia madre conservaba el gran respeto que se les tenía a las serpientes: vivían bajo el suelo de las casa, se alimentaban con leche de las vacas e, incluso, se les permitía que entrasen en las viviendas (también en Malta, Grecia y los países eslavos se les otorgaba el mismo trato) […] simbolizaba la perduración de la vida familiar a través de las generaciones, su hibernación y posterior despertar, así como su renovación con el cambio de piel, enfatizaban aún más la creencia en la inmortalidad y la periodicidad cíclica. […]
Según la tradición, el simbólico final de hibernación en las serpientes tenía lugar hacia el día 1 de febrero y, en Escocia concretamente, se suponía que éstas emergían de las colinas durante la festividad pagana del Imboloc, el día de Brigit […] En Lituania, éste es el Día de las serpientes (Kirmai, Kirmeliné, de Kirmelé) en el que las serpientes vienen desde el bosque a casa. Ese día, cuyo equivalente cristiano actual es llamado Krikstai y se celebra el 25 de Enero, las gentes sacuden los manzanos y golpean las colmenas para despertar a las abejas del sueño del invierno.
[…] Por tanto, el despertar de la serpiente después del sueño invernal significaba el resurgir de la naturaleza y esto se celebraba en toda Europa; se consideraba que el retorno de las serpientes tenía una profunda influencia en el bienestar humano y animal durante todo el resto del año. ” Marija Gimbutas, “El lenguaje de la Diosa”