* “La libido es una pulsión corporal que percibimos como deseo de placer, y que nos impulsa a realizar ciertas prácticas para obtener ese placer. La vivencia de estas prácticas es lo que llamamos sexualidad. Para decirlo de forma simplificada, la libido es la pulsión que nos lleva a buscar el placer, y la sexualidad la vivencia del placer. Y lo mismo que cuando el cuerpo necesita comer, nos vienen las ganas de comer; cuando el cuerpo necesita placer (y toda la bioquímica que le acompaña) aparece el deseo.
Humberto Maturana dice que biológicamente somos seres adictos al amor. Y Pedro Kropotkin decía que buscar el placer y evitar el dolor es la vía general de acción del mundo orgánico. Y Wilhem Reich que la producción sexual es la producción vital per se. Y así sucesivamente. Sin libido, perdemos el tono anímico, nos desvitalizamos, en alguna medida, nos robotomizamos.
La libido es una pulsión producida por nuestros cuerpos, y está prevista para la conservación y el mantenimiento de nuestro organismo. Como todo lo demás que ocurre en nuestro cuerpo, no ocurre porque sí, sino que tiene su sentido, su razón. El placer tiene una función orgánica benefactora y necesaria para la regulación de los sistemas orgánicos, que se puede definir en términos bioquímicos y neuroendocrinos; […].
Por otro lado, hace algún tiempo que sabemos que la función primaria de la sexualidad no es la reproducción, sino la regulación del propio organismo; la reproducción es una función secundaria de la sexualidad. […] No obstante, a todas estas constataciones del mundo de la ciencia, nuestra educación sigue haciéndonos adoptar una actitud racional crítica y negativa con respecto a nuestras pulsiones sexuales, que nos lleva en general a ignorarlas (la mayoría de las veces, y siempre que no son muy fuertes, inconscientemente), a no reconocerlas, o bien a inhibirlas. Es la socialización bajo la implacable presión del tabú del sexo, que de hecho, necesariamente, nos parte en dos, en cuerpo y mente.” Casilda Rodrigañez, “La maternidad y la correlación entre la libido y la fisiología”
* “Falsas ideas de pecado, culpa, miedo, castigo, y el bien y el mal han destrozado la naturalidad y espontaneidad del ser humano. Se ha enseñado erróneamente que si surge el deseo, se ha de reprimir, y como consecuencia han surgido todo tipo de fantasías, depravaciones y derivaciones de la energía sexual. Si surge el deseo, ¿Qué hay de malo en amarse, en ser los dos un solo ser por un momento? ¿Por qué cargar el sexo con una connotación moral? […] La forma de controlar a la gente, de quitarle libertad, de crearle dependencia por parte de las religiones y de los poderosos se ha hecho a través de la represión y el miedo. […] El sexo es un fenómeno natural. Por él naces, te unes, te compartes. Y algo tan sagrado no puede ser producto del miedo, sino de un entendimiento natural” Guillermo Ferrara, “El arte del Tantra”.