40. Oxitocina, la hormona del amor

    * “Hoy en día conocemos las hormonas que acompañan el placer y la actividad sexual. Creo que es universalmente conocido que la oxitocina, la hormona del amor como la llamo Niles Newton, se segrega cuando hay alguna actividad sexual. Y al mismo tiempo, la oxitocina también esta reconocida como oxitócico; tiene el efecto de distender los haces musculares del útero y dilatar su boca. De hecho la medicina utiliza la oxitocina sintética para inducir o acelerar la dilatación del útero.

    El que la hormona del amor tenga receptores en los músculos uterinos y sea oxitócica, creo que es una prueba de que el proceso fisiológico del parto pertenece a la esfera de los fenómenos fisiológicos amparados por la sexualidad de la mujer. Y también que la fabricación de oxitocina sintética, es una prueba de la robotización de la fisiología de la maternidad. Creo honestamente que existe una base suficiente para al menos preguntarse si la fabricación de oxitocina sintética tiene algo que ver con los hallazgos del Dr. Serrano Vicens, de Merelo Barberá y del Dr. Schebat del Hospital Universitario de París, de una relativamente alta proporción de orgasmos en los partos. Es decir, para preguntarnos si el parto tiene algo que ver con el orgasmo.

    Y quizá podríamos encontrar alguna respuesta en la descripción de F. Leboyer acerca de dos formas de abrirse el útero: Una es espasmódicamente, es decir, con espasmos en bloque de los músculos contraídos, que producen en cada intento de distensión, en cada espasmo o contracción, el conocido dolor del calambre. […] a diferencia de cómo en cambio se abre suavemente si los haces musculares están relajados, y se produce un tipo de distensión lenta que empieza en la parte superior de los haces musculares, y baja poco a poco hasta el extremo inferior, y al llegar abajo, el cervix se afloja y va abriendo su luz suavemente, un poco más con cada latido.” Casilda  Rodrigañez, “La maternidad y la correlación entre la libido y la fisiología”

 

    * “La emoción erótica hace palpitar el útero suavemente, de modo placentero y mucho más eficazmente que la oxitocina química inyectada en vena, (porque la eficacia de la oxitocina para distender los músculos del útero depende de su pulsatilidad). Y cuando la mujer recupera la sensibilidad y se restablece la unidad psicosomática útero-conciencia, puede consciente o semi-inconscientemente acompañar ese movimiento, pues el útero también tiene conexiones neuromusculares con el sistema nervioso voluntario y el neocortex.

    Dejándonos llevar por la emoción erótica, las mujeres podemos, al igual que otras hembras mamíferas, empujar los músculos uterinos en el momento de la diástole de su latido, ampliando su onda expansiva, moviéndonos a favor del cuerpo y del nacimiento en lugar de movernos contra él.” Casilda Rodrigañez, “El asalto al Hades”