* “Nuestra especie ha pasado más del 90% de su existencia (unos 200.000 años) viviendo en sociedades cazadoras-recolectoras nómadas y sólo los últimos 10.000 años, y sólo una parte de la humanidad, viviendo en otros tipos de sociedades y entornos. Surgimos como cazadores-recolectores nómadas y para ello estamos moldeados por la evolución. Sólo cien siglos no son suficientes para alterar evolutivamente de forma apreciable esa herencia genética.
Todos nuestros comportamientos, tendencias, capacidades, necesidades básicas son el resultado de la adaptación evolutiva al modo de vida cazador-recolector en pequeñas comunidades dispersas en un entorno salvaje. Cuanto más se han alejado los modelos de sociedad, los entornos y los modas de vida posteriores de las pequeñas comunidades, de los ecosistemas salvajes y de la caza-recolección nómada, más nos hemos ido alejando de aquello que realmente somos, de aquello para lo que estamos diseñados por cientos de miles de años de evolución homínida.” Último reducto, “Lo que hemos ido perdiendo”
* “Los pigmeos se dividen en tres grupos étnicos, de los cuales los más adaptados al medio son los bambuti, que son los que nosotros habíamos contactado. Viven única y exclusivamente de la caza de animales salvajes, de la pesca en los ríos y riachuelos de la selva y de la recolección de frutos. No conocen la agricultura ni el pastoreo. Están por consiguiente sumidos en lo que se llama antropológicamente la cultura de los cazadores-recolectores. […]
Dependen por entero de la pieza de caza que matan, del pez que capturan, del bulbo, de la fruta, de la raíz, del hongo que encuentran. […] Para sobrevivir de este modo necesitan desplazarse constantemente. Los pigmeos son nómadas, por esta razón sus casas son estructuras sencillas que montan rápidamente, concretamente las mujeres, con un esqueleto de ramas elásticas que se doblan y que cubren con hojas en forma de tejas, como ellos dicen, como las escamas del pangolín […] Hay una división estricta del trabajo. Los hombres cazan, las mujeres recolectan, con una compenetración en el grupo extraordinaria.
Son profunda y absolutamente comunitarios, todo es de todos y nada es de nadie. No tienen jefes en el estricto sentido de la palabra. Tienen la figura del mejor cazador, al que se le consulta para una expedición de caza. Está al que despreciativamente hemos llamado brujo, que es el depositario de la tradición. Es el que sabe cuándo hay que cambiar de sitio o qué es lo que hay que hacer cuando un hombre o una mujer enferman, y hay entre ellos la figura de la mujer depositaria de la experiencia, que atiende a las parturientas y que decide asuntos de la recolección, de la construcción de los poblados, etc. Los pigmeos constituyen una célula primaria de la especie humana.” Felix Rodriguez de la Fuente, “Su vida, mensaje de futuro”