Con ocasión de su exposición en el Centro Cultural Ramón Pelayo, Solares, Cantabria (2014)
- Leo en la información de la exposición que te defines como pintora y muralista ¿Podrías explicarnos a que te refieres con este último concepto?
Los murales están relacionados con mis inicios como pintora autodidacta, los cuales están a su vez vinculados con mi trabajo como profesora de interculturalidad en varios colegios rurales del Sur de Chile. Como parte de las actividades de los talleres de esta asignatura, los niños realizaban grandes murales dándole vida a las paredes interiores de las escuelas, con los que por un lado tratábamos de sacar a flote todos aquellos aspectos creativos y emocionales que no podían fluir libremente en la mayor parte de las asignaturas escolares y por otro lado, intentábamos relacionar dichos aspectos creativos con la cosmovisión mapuche. El resultado siempre fue el de pinturas muy coloridas que resaltaban la fertilidad y la capacidad de regeneración de la naturaleza, lo que marcó, sin duda, el estilo de los cuadros que comencé a pintar a partir de entonces. La verdad es que llevo a todos aquellos niños en lo más profundo de mi corazón y fueron ellos los que me animaron con su aliento a comenzar a pintar cuadros. Por otro lado y contestando finalmente a tu pregunta, además de oleos realizo de vez en cuando murales por encargo, ya sea en exterior o en interior, como por ejemplo en las paredes de las habitaciones de los niños.
- Efectivamente, los temas relacionados con la cosmovisión mapuche son una constante que se repite en la mayor parte de tus cuadros, ¿podrías resumirnos los aspectos más importantes de dicha cosmovisión?
Bueno, el aspecto más significativo de dicha cosmovisión esta inscrito en el propio significado de la palabra mapuche, compuesta por mapu (tierra) y che (gente), es decir, gente de la tierra. Nuestra cultura está ligada a la naturaleza, a la Ñuke mapu (Madre Tierra) sin la cual dejaríamos de existir. Para nosotros los ríos son las venas por la que fluye la sangre de esta Gran madre de la que todos venimos y a la que todos regresamos en un ciclo de vida sin fin. Esta agua-sangre alimenta las raíces de las plantas y árboles de los bosques, que es la piel por la que nuestra Ñuke Mapu respira. Por eso, cuando llegaron los europeos, como a tantas y tantas otras tierras, con una cosmovisión antropocéntrica que según ellos les legitimaba para devastar a la naturaleza y asesinar a nuestros ancestros, estalló el conflicto. Este conflicto aún perdura desde entonces, pues somos una cultura que aún mantiene su lengua y su espiritualidad ancestral, que seguimos necesitando de la naturaleza para que nuestras machis (chamanas mapuches) continúen realizando sus remedios naturales y se puedan comunicar con las fuerzas de la Tierra y del Cielo. Lo que ha sufrido y sufre la cultura mapuche, es la misma historia de infinidad de pueblos indígenas de todos los continentes. Muchos desaparecieron, pero también otros muchos hemos resistido y, sin duda, resistiremos. Así que mis cuadros, son un pequeño granito de arena que intenta mantener viva nuestra cosmovisión ancestral para que el legado de nuestros antepasados no se pierda y pueda ser trasmitido a nuestras próximas generaciones.
- Bien, hablemos entonces de algunos de tus cuadros. Por ejemplo Mely Forrol (Cuatro raíces) ¿Por qué ese título y que sentido tiene el árbol en la cosmovisión mapuche?
Escuche una vez decir al sabio lakota Red Crow que humanos y árboles compartimos un mismo destino, pues cada uno respira lo que el otro exhala. Esta simple y gran verdad, se nos explica de pequeños en las escuelas, pero con un lenguaje tan racional y científico que sólo nos llega a la cabeza y no al corazón. Sin embargo, esta unión árbol-humano está reflejada en las cosmovisiones de numerosos pueblos indígenas a través del lenguaje simbólico y poético, que es el que verdaderamente llega y penetra en el corazón de los niños…y de los mayores.
Este cuadro representa el Árbol Madre del que brotaron las cuatro raíces de la vida humana. Para nosotros y para otras culturas indígenas como los mayas, cada raíz o raza representa un color y un punto cardinal: blanca, amarilla, negra y roja. Así, los pueblos de la tierra, aunque diferentes, somos en esencia iguales, pues todos venimos de una misma raíz que creció antiguamente hacia las cuatro esquinas del mundo. Y del mismo modo, nuestro pueblo se divide en cuatro zonas territoriales: al este los puelches (gente de la cordillera), al oeste los lafquenches (gente del mar), al norte los picunches (gente del norte) y al sur los williches (gente del sur).
Volviendo a los árboles: ellos son seres mucho más sabios y antiguos que nosotros. Son los portadores de la memoria de la tierra, de nuestros antepasados. De ahí el símbolo del Árbol Madre que cobija y da la vida a todos los seres y del que los mapuches extraemos nuestros Kültrunes, nuestros tambores ceremoniales. Por eso las raíces de este cuadro forman un Kültrun.
…al hilo de lo que dices, el Kültrun aparece reflejado en otro de tus cuadros, Neyen Manke (El aliento del cóndor), que hace referencia al tayil, un canto sagrado mapuche ¿Podrías explicarnos que es el tayil y como se relaciona con el kültrun?
Para los mapuches, el canto es algo más que música, es una forma de comunicación entre el mundo físico y el mundo espiritual. Las palabras, la música, son como el viento, como el vuelo del cóndor que conecta entre sí lugares que en principio parecían remotos. Dentro de los distintos tipos de cantos sagrados, está el tayil, que es un canto improvisado con un sentido de ofrenda a la naturaleza, y dónde al dejar que la música y la voz fluyan sin un guión preestablecido, permites que sea tu corazón el que hable. Este canto se acompaña con el Kültrun, que es, como he dicho antes, nuestro tambor ceremonial. Este instrumento musical sagrado, era antiguamente tocado solamente por las machis y en tiempos más recientes su uso se ha generalizado entre los mapuches. El Kültrun es el acompañante indispensable que permite entrar en Kuimi (trance) a la machi y a través de él accede a la dimensión espiritual. Su ritmo representa para nosotras el latido de la tierra y por tanto, permite escuchar el corazón de nuestra Ñuke mapu. El conocimiento profundo de que es y para que sirve el Kultrun, permite abrir la puerta a la comprensión de la cosmovisión mapuche.
- El kültrun aparece también en Puliwen (Rocío), un cuadro que representa a una madre dando a luz en el bosque ¿Cómo es el parto tradicional en la cultura mapuche?
La llegada de un nuevo ser a este mundo, es para los mapuches que siguen su cultura tradicional un acontecimiento grandioso que es cuidadosamente preparado. La conexión con el bebe comienza desde el embarazo, lo mismo que el trabajo de la puñentuchefe (partera), que en ocasiones también es la machi de la comunidad. Sería algo parecido al trabajo de lo que ustedes denominan doulas, pero con un sentido más espiritual y sagrado. Esta conexión desde lo espiritual, permite por ejemplo a las puñentuchefes ser capaces de “dar la vuelta” al bebe en caso de que no este bien posicionado para el parto, mediante masajes y cantos realizados con suma ternura, que no tienen nada que ver con las maniobras violentas que se dan en los hospitales para tratar estas situaciones.
El momento del nacimiento es una fiesta, un canto a la vida para recibir a la nueva sangre. En el cuadro podemos ver a ambos lados de la madre, por un lado a la machi-puñentuchefe llamando al bebe a través de la vibración de su Kültrun y, por otro, al padre haciendo lleyipun (rogativa), es decir, una oración de agradecimiento a la naturaleza mientras ofrenda semillas a la tierra. Las ceremonias relacionadas con el nacimiento culminan con la plantación de un árbol, que irá creciendo a la par que lo hace el niño, estableciéndose de esta forma una conexión profunda con la Ñuke Mapu.
- Otro de los cuadros que trata el tema de la maternidad es Flor de leche, que muestra a una madre amamantando a su bebe entre flores y abejas…
Durante el último siglo, los estudios científicos han llegado a las mismas conclusiones que la sabiduría milenaria indígena, esto es que todos los seres vivos y fenómenos naturales están interrelacionados y forman parte de un solo organismo que se autorregula y se autorregenera: ustedes lo llaman biosfera, nosotros lo llamamos Madre Tierra. Según esta visión, todos los seres vivos somos parientes, no en un sentido figurado sino literal, pues todos somos hijas e hijas de la Ñuke Mapu. Tenemos diferentes formas y aspectos, pero en esencia a todos nos une una misma función: regenerar y mantener la vida. Todas las especies se reproducen y mediante múltiples y diferentes mecanismos ponen todo su empeño para que sus descendientes sobrevivan y vuelvan a su vez a reproducirse. Por tanto, la maternidad, la fecundidad y la fertilidad están presentes a cada paso que damos, lo que pasa es que hemos perdido la capacidad de asombrarnos por esta milagrosa y continua regeneración de la vida.
Este cuadro muestra la similitud entre la forma en que las madres-abejas y las madres-humanas alimentan a sus crías, unas a través de la miel y otras a través de la leche. Por otro lado y en un sentido más profundo, es conocido que las abejas son las responsables de la mayor parte de la polinización de las plantas, sin abejas la regeneración de la vida, la función maternal de la naturaleza corre un serio peligro. La actual desaparición de las abejas, como se viene repitiendo en distintos foros, es la señal que antecede a los duros tiempos que se avecinan, pues a la Ñuke Mapu ya no le queda otra opción que autoproducirse grandes cambios para poder sanarse. Pero también es la señal de que tenemos que ayudar a la naturaleza para facilitarle esos cambios, que en este caso concreto sería el de ayudar a las abejas a reproducirse.
- En la Gran Madre y el Señor de los Animales abordas la cosmovisión europea paleolítica, lo que algunos denominan la religión de las cavernas, ¿Como surgió esta idea?
Este cuadro fue un encargo para la portada del libro Mitología Salvaje. Expresa la dualidad de la naturaleza según la visión de las cosmovisiones paganas europeas. Esta cosmovisión originaria, perseguida y demonizada en vuestro propio territorio, como se persiguió y demonizó a las cosmovisiones de los pueblos nativos durante la colonización, también tiene su papel que jugar en un futuro cercano. Muchos occidentales anhelan encontrar su camino espiritual, pero casi siempre lo intentan tomando como referencia la espiritualidad de culturas diferentes a la suya. Así que me parece interesante lo que propone el libro, una reconexión con las raíces del árbol de vuestros antepasados. Europa, como origen cultural y geográfico de una forma de entender el mundo que nos ha llevado hasta el borde del precipicio, tiene que volver a sus orígenes y recordar que hubo un tiempo en que también acogió culturas que respetaban, defendían y amaban la vida.
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