En esta segunda parte de este trabajo sobre la Europa neólítica ("De la matrística a los Imperios patriarcales"), trataremos de arrojar algo de luz sobre que es lo que ocurrió en nuestro continente para que las distintas expresiones culturales de los pueblos preindoeuropeos (mitología, lenguas, organización social,...) fueran desapareciendo paulatinamente y dieran paso a una nueva forma de concebir el mundo radicalmente opuesta a la de la Vieja Europa (Old europe).
La teoría de las invasiones indoeuropeas (también conocida como Hipótesis de los Kurganes), que fue formulada originariamente por la arqueóloga Marija Gimbutas, es hoy en día la más ampliamente aceptada para explicar el vuelco cultural que sufrió nuestro continente en aquel tiempo histórico y su conocimiento es clave e imprescindible para conocer las raices culturales de la Civilización Occidental.
Según esta hipótesis, el ocaso de las culturas preindoeuropeas comenzó cuando aparecieron en escena los primeros pueblos militarizados indoeuropeos, cuyo origen geográfico estaba en las grandes estepas entre el Mar Negro y el Mar Caspio, dónde la cultura yamna pastoreaba sus rebaños de ganado. Gimbutas englobaba a los yamna o yamnaya en lo que ella denominó como culturas de los Kurganes, en referencia a un tipo de enterramiento para sus jefes guerreros en forma de un gran túmulo (kurgan). En dichos enterramientos, el cuerpo del jerarca masculino se disponía junto a gran cantidad de ofrendas que solían incluir sus armas y su carro de guerra, así como animales y humanos sacrificados ritualmente.
La zona geográfica de la que procedían estos pueblos, se conoce como Estepa Póntica, y según la hipotesis de los kurganes representaría el lugar originario (urheimat) desde dónde se expandió la lengua madre de los idiomas indoeuropeos que actualmente se hablan en la mayor parte de Europa. Los kurgos vivían en asentamientos elevados fortificados (castros) y eran sociedades ganaderas fuertemente jerarquizadas que se expandieron a sangre y fuego por Europa y Oriente Próximo a lomos de sus caballos y de sus carros de guerra. Su organización social era patriarcal, gobernada por jefes guerreros que adoraban a Dioses celestes masculinos y que blandían la maza, el hacha o la espada como símbolos divinos. Según Gimbutas, se extendieron por la geografía de nuestro continente a través de tres grandes oleadas de infiltración: 4.400-4.200, 3.400-3.200 y 3.000-2800 a.c.
Los estudios genéticos corroboran las tesis de Gimbutas
La hipótesis de los kurganes, como teoría que explica la expasion de las lenguas indoeuropeas y de las culturas jerarquicas patriarcales, ha sido durante las últimas décadas objeto de grandes controversias. Sin embargo, la irrupción de recientes estudios geneticos en dicho debate, que permiten a los investigadores determinar cuales fueron las rutas migratorias de nuestros ancestros, están confirmando (para sorpresa y preplejidad de muchos) la mayor parte de los planteamientos de Gimbutas.
Dichos estudios también nos revelan que en nuestro continente hubo otra gran movimiento de población anterior a las invasiones indoeuropeas, aproximadamente hace unos 8.000 años desde Anatolía y Oriente Próximo. Sus protagonistas fueron los primeros agricultores neoliticos del llamado "Creciente Fertil", que expandieron este nuevo conocimiento por nuestro continente y se mezclaron paulatinamente con las culturas cazadoras-recolectoras sin aparente conflicto. Este falta de conflictividad pudo ser debida a que, como ya hemos expuesto en la primera parte de este trabajo, los pueblos preindoeuropeos de Oriente Próximo y los de Europa compartían una misma cosmovisión y presumiblemente, una misma familia idiomática. Una de las posibles rutas de emigración que siguieron estos pueblos agricultores pudo ser la marítima que une Grecia, Italia, Francia y la Peninsula Iberica (ya en el sexto milenio a.c. aparecen barcos de vela dibujados en ánforas de las Islas del Egeo).
El segundo gran desplazamiento poblacional, que comenzó hace unos 5.000 años, ya si sería el que nos ocupa en este cápitulo, el de los Kurgos. Más que migración, podemos catalogarla como invasión, pues los estratos arqueólogicos dan muestras evidentes de guerras y saqueos. En vez de agricultores, estaba protagonizado por pueblos eminentemente ganaderos, cuya irrupción esta vez si que produjo un vuelco cultural y linguístico del que hablaremos a lo largo de esta segunda parte.
Así, en el año 2015, se presentaron las conclusiones de un macroestudio genómico internacional coordinado por el prestigioso genetista David Reich de la Universidad de Harvard y presentado en la revista Nature. Las conclusiones de dicho estudio las contaba el periodista Javier San Pedro en un artículo para el diario "El País":
"Los genomas de 69 europeos de 8.000 a 3.000 años atrás, confirman la “hipótesis de la estepa” (o “de los kurganes”), avanzada en los años 50 del siglo pasado por la arqueóloga lituano-estadounidense Marija Gimbutas (1921-1994), que reunió evidencias de que la patria de los proto-indoeuropeos era la llamada estepa póntica, formada por las inmensas praderas al norte de los mares Negro y Caspio. Hace 4.500 años, los ganaderos Yamnaya que vivían allí, se extendieron por Europa gracias a sus flamantes carros de ruedas."
En este macroestudió ha participado tambien el arqueólogo de la Universidad Autónoma de Barcelona Roberto Risch, cuyas valoraciones eran recogidas en un artículo del periódico La Vanguardia:
"Estos pastores venidos de la estepa ya no ponen el énfasis en la colectividad sino en el individuo; no son igualitarios, sino que un pequeño grupo de hombres acapara riqueza; aparecen diferencias muy marcadas entre hombres y mujeres; y desarrollan una cultura política de poder basado en la violencia. Forman comunidades pequeñas y móviles, que se desplazan gracias a la invención de la rueda y del carro, y fabrican armas con bronce, no para cazar, sino para ejercer la violencia”.
En otro artículo publicado en marzo del 2018 en la revista científica Nautilus, el genetista David Reich nos ofrece el revelador dato de que allá dónde llegaban los invasores yamna, el cromosoma Y (linaje paterno) de las estepas comenzaba a predominar entre la población, lo cual nos indica que los invasores indoeuropeos suplantaban a la población másculina y procreaban con las mujeres locales (es de suponer que por la fuerza):
"La reconstruccion de Gimbutas ha sido criticada como fantástica por sus detractores, (...) Sin embargo, datos de ADN antiguo han mostrado que la cultura yamna era una sociedad en la que el poder estaba concentrado en manos de una elite masculina formada por un pequeño número de linajes. Los cromosomas Y (linaje pàterno) que llevaban los yamna eran casi todos de unos pocos tipos, lo que muestra que un número limitado de hombres debieron ser extraordinariamente exitosos en expandir sus genes. Por el contrario, en su ADN mitocondrial (linaje materno), los yamna mostraban secuencias diversas. Los descendientes de los yamna o sus parientes cercanos expandieron sus cromosomas Y en Europa y la India, y el impacto demográfico de esa expansión fue profundo, dado que los tipos de cromosoma Y que llevaron estaban ausentes en Europa y la India antes de la Edad del Bronce, pero predominan hoy en ambos lugares. Esta claro que la expansión yamna no pudo ser pacífica."
Por tanto, sería más correcto utilizar en dichos estudios genéticos el termino "invasión" en vez del de "migración". Así lo sugieren las conclusiones de otro estudio genetico del 2017 en el que ha participado el profesor de genética de la Universidad de Uppsala (Suecia), Mattias Jakobsson, quién nos ofrece otro revelador dato: las migraciones indoeuropeas estuvierón formadas en más de un 90 % por hombres. Es decir, una invasión guerrera que exterminaba a los hombres autóctonos, a la par que esclavizaba a sus mujeres con fines reproductivos.
Los analisis genéticos permiten afirmar que aproximadamente el mismo número de hombres y mujeres participaron en la migración de los agricultores de Anatolia en Europa. Sin embargo, para las migraciones posteriores desde la estepa póntica durante la Edad del Bronce temprana, encontramos un sesgo masculino muy fuerte. Se ha observado que hay muy pocos cromosomas X de los migrantes yamna, lo que indica que había quizá una decena de hombres migratorios por cada mujer migratoria.
Y el mismpo patrón se repite en la geografía ibérica. Así, en Octubre del 2018 David Reich presentó en una conferencia en Londres, organizada por la revista New Scientist, las conclusiones de un estudio genetico sobre las poblaciones ibericas de hace 4.500 años, momento en el que hace irrupción en la Península la cultura yamna. Según Reich, allá dónde su equipo ha tomado muestras, se ha encontrado con una suplantacion generalizada de los individuos nativos masculinos por parte de los guerreros yamna. Así explicaba lo que para él sugerían los datos genéticos recopilados:
"La colisión de estas dos poblaciones en la Península Ibérica no fue amistosa, ni siquiera igual, sino que los varones de fuera desplazaron a los locales y lo hicieron casi por completo, mientras que las mujeres habrían sido esclavizadas."
En este sentido, el arqueólogo de la Universidad Autonoma de Barcelona Roberto Risch, comenta sobre los datos geneticos extraidos en restos de individuos del yacimiento de Labastida, en Murcia:
"Para nuestra inmensa sorpresa, nos hemos dado cuenta de que la Península Ibérica no solo fue colonizada por la primera migración neolítica de hace 8.000 o 9.000 años, sino también por otra muy posterior, de hace 4.500 años (2.500 AC), y portadora de una cultura muy diferente. Una cultura con carros de cuatro ruedas y hachas de guerra manufacturadas en bronce. (...) Las tumbas de los hombres guerreros, acaparan desde entonces casi todo el armamento, los adornos y las muestras de riqueza, y la arqueología revela marcados signos de una sociedad jerárquica que rompió con el antiguo igualitarismo del neolítico temprano."
El impacto de todos estos recientes estudios genéticos ha sido tal que, el gran arqueólogo de la Europa neólitica Colin Renfrew, conocido por su hipotesis (enfrentada a la de Gimbutas durante décadas) de que las lenguas indoeuropeas se expandieron desde Anatolia hace 8.000 años a través de la primera migración de agricultores de la que hemos hablado anteriormente, ha admitido publicamente que Marija Gimbutas estaba en lo cierto y él no,
Colin Renfrew, quíén en su juventud compartió trabajos e investigaciones con Gimbutas, comenzó posteriormente a criticarla severamente cuando ella saco a la luz la Hipotesis de los Kurganes. Su enfrentamiento fue un clásico de los circulos academicos sobre la materia. En una actitud que le honra, en noviembre de 2017 dio una conferencia en el Oriental Institute de la Universidad de Chicago en homenaje a Marija Gimbutas titulada "Marija Redviva: DNA and indoeuropean origins". Renfrew finalizó su ponencia diciendo: Creo que la hipotesis de los kurganes de Marija ha sido magnificamente vindicada.
El origen de la guerra y el patriarcado
Pero el vuelco cultural que trajeron consigo las invasiones indoeuropeas no solo fue linguistico y genético, sino que trajo consigo un nuevo tipo de organizacion social jerárquica y patriarcal que se impuso a través un nuevo fenomeno cultural desconocido hasta entonces por las pueblos preindoeuropeos: la guerra. Los rastros de estos saqueos pueden seguirse perfectamente a través de los estratos arqueológicos de los yacimientos prehistóricos, dónde son claros los signos de destrucción que dejaban a su paso los guerreros yamna. Sobre el porqué de está nueva actitud y visión del mundo tratamos en otro capítulo de este trabajo. Ahora nos centraremos en conocer mejor a estos antiguos pueblos indoeuropeos y las consecuencias de su expansión bélica.
”Los saqueos más antiguos que se han registrado arqueológicamente tuvieron lugar en las cuencas bajas del Dniéper y el Danubio, y su datación por radiocarbono está fechada entre el 4.300 y 4.000 a.c. Es decir, ocurrieron hace 6.000 años (en pleno apogeo de la civilización calcolítica), si bien se trata de un hecho aislado ya que no se ha encontrado en ninguna otra parte del mundo una evidencia de invasión bélica de tan remota antigüedad. De nuevo fue el trabajo de Marija Gimbutas el que reveló la existencia de estas invasiones, así como muchos rasgos de la identidad de quienes las perpetraron. Se trata de unos pueblos seminómadas procedentes de las estepas meridionales de Rusia, al norte de los mares Negro y Caspio, que dejaron tras de sí un conjunto arqueológico muy característico que Gimbutas denominó como Cultura de los kurganes. Un kurgán es un túmulo funerario que consiste en una cabaña de madera enterrada bajo un montículo de tierra y rocas. En estos enterramientos encontramos también por primera vez evidencia de estratificación social: En los túmulos más grandes y suntuosos con frecuencia aparecen esqueletos de hombres excepcionalmente altos o de grandes huesos junto con cuchillos, hachas de guerra, huesos de caballo, e incluso esqueletos de personas probablemente sacrificadas a su alrededor, generalmente mujeres y niños.” Joan Coy, “La historia oculta”
Mapa de las migraciones indoeuropeas desde el 4.000 a. C. al 1.000 a. C. de acuerdo con el modelo Kurgan. El área púrpura corresponde al supuesto Urheimat (cultura de Samara, cultura de Sredny Stog). El área roja corresponde a la región donde se habrían asentado los pueblos indoeuropeos hasta cerca el 2500 a. C. aproximadamente, y el área naranja cerca del 1000 a. C.
Según la Gran Enciclopedia Larousse: “Los pueblos indoeuropeos constituían tribus guerreras bien organizadas, que conocían el caballo y la metalurgia. Su hábitat primitivo es objeto de controversias; se trata quizás de las estepas que se extienden del Dnieper al Kazajstain. El estudio del léxico indoeuropeo ha permitido determinar su modo de vida (ganadería), sus estructuras sociales (organización patriarcal, jerarquización de los estamentos: religioso, guerrero y agricultor) y su religión (culto a los antepasados, adoración del Dios Celeste)."
CULTURA VIEJA EUROPA | CULTURA DE LOS KURGANES | |
Economía: Agrícola sedentaria | Economía: Ganaderia extensiva nomada | |
Hábitat: Grandes pueblos De 500 hasta 20.000 habitantes | Hábitat: Pequeñas poblaciones Moviles | |
Estructura social: Sociedad igualitaria, matrifocal | Estructura social: Sociedad jerarquica Patriarcal | |
Ideología: Pacífica, artistica | Ideología: Militar, conquistadora |
A continuación podemos leer una pequeña recopilación de textos que nos ayudan a profundizar en el conocimiento de este periodo histórico del que hablamos:
"La invasión de los bárbaros y la caída del Imperio Romano no fue más que un episodio entre indoeuropeos. El cambio sustancial ocurrió en Europa varios milenios antes (hace unos 5000 años) con la irrupción de los Kurgos. […] Los Kurgos eran pueblos de pastores semi-nómadas que vivían en grutas o pequeños poblados de temporada, conduciendo el ganado de un sitio a otro por las anchas estepas situadas entre el norte del Mar Negro y el Caspio, donde se sitúa probablemente su origen. Eran tribus organizadas según el sistema de jefatura y descendencia patrilineal, y adoraban a dioses guerreros masculinos. El hacha, el puñal y la espada constituían los símbolos del poder divino. Domesticaron el caballo y aprendieron la metalurgia del bronce de los caucásicos hacia el 3500 a/C, y aplicaron por primera vez los metales y los animales para la guerra. He ahí el salto cualitativo. A partir de entonces, y debido fundamentalmente al crecimiento demográfico y al cambio de clima atlántico a suboreal que desecó las estepas, empezaron a emigrar masivamente hacia Europa. Según la arqueóloga M.Gimbutas, partiendo del Sur de las estepas de la actual Rusia, Bielorrusia y Ucrania, se extendieron en tres grandes invasiones, la última de ellas hacia 3000-2800 a/C.” Josu Naberan, “La vuelta de sugaar”
"Además de ciertas innovaciones tecnológicas, como la invención de la rueda y la producción de herramientas y armas de bronce más eficaces, se observa un cambio en los rituales funerarios. Ahora las tumbas pasan a ser individuales, y las diferencias en el tratamiento ritual de hombres y mujeres son cada vez más marcadas. Los ajuares funerarios más ricos, formados por herramientas, armas especializadas y adornos de metal, están concentrados en un grupo reducido de tumbas masculinas. La vinculación entre individuos masculinos, poder y metalurgia se da incluso en las regiones que no disponen de recursos mineros, y se subraya en el ritual funerario mediante la colocación de crisoles y yunques junto al cuerpo del difunto. Este ritual funerario, que pretende destacar unas diferencias sexuales y económicas basadas en el control de la tecnología y los medios para ejercer la violencia, es precisamente el que comienza a introducirse en Europa central y occidental desde el Cáucaso y las estepas rusas hace unos 5.000 años." Artículo del portal de divulgación científica SINC, "Las lenguas indoeuropeas viajaron con los pastores desde el Este de Europa."
“Se produjeron las invasiones de bandidos indoeuropeos, de pueblos nómadas desconocedoras de la agricultura, que residían en zonas donde los recursos alimentarios habían
sido abundantes. Pero tras sobrepasar sus límites y empezar a escasear y necesitados de pastos para alimentar a sus rebaños, atravesaron e invadieron territorios ajenos, en busca del codiciado
alimento, saquearon, devastaron las codiciadas regiones y terminaron destruyendo gran número de pueblos y modificando la estructura social. Fueron los arios, los luvianos, los aqueos, los kurgos,
los hebreos, los dorios: las oleadas de migraciones que según Gimbutas asolaron Europa en tres fases: la ola nº 1 del año 4300 adne, la 2ª ola del año 3200 adne y la nº 3 del año 3000 adne.
Conquistaron otras regiones y destruyeron culturas de muchas regiones, en donde impusieron sus ideologías. Y se generalizó el patriarcado por la fuerza de la violencia y la guerra: según Gimbutas
la cultura patriarcal de los indoeuropeos supuso la destrucción de una cultura uniforme, matriarcal y pacífica, que había perdurado en toda la Europa antigua durante veinte mil años atrás, del
Paleolítico al Neolítico." Francisca Martin-Cano
“El arma de bronce, la espada, el puñal, el hacha de guerra van a reducir todo ello a la nada, y si bien los conquistadores utilizarán los dólmenes (construidos hacía siglos por los antepasados de las poblaciones ahora conquistadas) para enterrar a sus propios jefes, abatirán las estatuas-menhires. (…) Ahora bien, las poblaciones autóctonas, aun las más pacíficas, no se dejaron reducir voluntariamente por aquellos guerreros más experimentados que ellos. Y así, a comienzos de la Edad de Bronce se encuentran diseminados por toda Europa Occidental huellas de combates, restos calcinados, cuerpos atravesados por flechas, y sobre todo la preponderancia de una civilización muy diferente a la anterior” J.C.Perpere, “Les Pierres qui Parlent”.
“Las dagas de bronce, las alabardas, los mazos y las hachas de guerra y las flechas de puntas de pedernal encontradas en numerosos sitios arqueológicos, junto con los ídolos masculinos, permiten seguir con exactitud las rutas de aquellos indoeuropeos. A partir de entonces se notan cambios profundos en los registros arqueológicos: aparecen muchas armas, pero desaparecen el sistema de símbolos y el arte de la Antigua Europa neolítica; se nota el hundimiento de la agricultura y el auge de la ganadería, la decadencia de las ciudades y el aumento del nomadismo; la abundancia de los ídolos masculinos y la desaparición de las representaciones de la diosa”. Josu Naberan, “La vuelta de Sugaar”
"Se truncaron tradiciones milenarias; ciudades y pueblos se desintegraron, desaparecieron piezas de cerámica magníficamente pintadas, al igual que santuarios, frescos, esculturas, símbolos e inscripciones. Se debilitó el gusto por la belleza y la sofisticación en el estilo y en la realización de las piezas. Desapareció el uso de los colores brillantes en casi todos los territorios europeos, excepto en Grecia, las Cícladas y Creta, donde las tradiciones de la vieja Europa continuaron durante tres milenios más, hasta el 1500 a. C." Marija Gimbutas
"La despiadada imposición de una mitología foranea, una ética guerrera, y costumbres jerárquicas sobre los pueblos agricultores de la Vieja Europa practicamente eliminaron la cultura precedente. El trastorno y el sufrimiento causados por las tribus nómadas, la huida incesante de pueblos desplazados durante todo el cuarto milenio a.c., pueden imaginarse sólo comparándolos con los sucesos transcurridos en el siglo XX en la Europa central y oriental (curiosamente, se trata casi de la misma area que la Vieja Europa), cuando tantos pueblos aterrorizados, atrapados entre ejercitos altamente mecanizados, no tenían hacia dónde huir. Según Gimbutas, las tribus kurganes cambiaron el curso de la prehistoria europea, al imponer una cultura que era estratificada, pastoril, nómada y orientada a la guerra sobre una cultura que era agrícola y sedentaria, igualitaria y pacífica. Su sistema social estaba jerarquizado, y su sacerdocio era masculino. Practicaban sacrificios humanos, eligiendo para ello particularmente el caballo, e inmolando vivos a las viudas e hijos de sus jefes muertos junto a ellos." Anne Baring y Jules Cashford, "El mito de la Diosa"
“Y con el surgimiento de una sociedad jerarquizada, sobrevino la lucha por el rango jerárquico, por la hegemonía y por su mantenimiento, la rivalidad entre grupos e
individuos, la obediencia jerárquica y el dominio masculino. Los jefes, al haber adquirido el poder por medios violentos (no por vía matrilineal), su autoridad no estaba legitimada, ni tenía
origen Divino, por lo que no serían reconocidos automáticamente. Consecuentemente tendrían que recurrir a la violencia para afianzar su autoridad; para conseguir sus fines; como mecanismo de
promoción social; por rivalidad; para sofocar las luchas intestinas por el poder. Y se legitimó por tanto las espantosas guerras y los constantes enfrentamientos.
Y así los déspotas habían de apoyarse en la fuerza militar, muchas veces reclutada de forma obligatoria, haciendo uso ¿legítimo? de la coerción física, para imponer la
ley y el orden. Y hacían la guerra para conquistar otros pueblos y así poder acceder a las materias primas y para posesionarse de los bienes ajenos; para avasallar a los pueblos vecinos e
imponerles las propias creencias; para defenderse de enemigos que saqueaban sus propiedades y que a pesar de sus defensas, terminarían al fin siendo derribados y sustituidos por otros.
Y como en las batallas aumentaría la sangría demográfica, resultaría imprescindible muchos descendientes, por lo que las máquinas humanas femeninas estarían esclavizadas
ocupadas (embarazadas) en satisfacer los deseos masculinos, para que los ejércitos pudiesen hacer frente al fenómeno cultural de la guerra.” Francisca martín-Cano.
"El tipo de sociedad esclavista que consiguieron imponer las oleadas de pastores seminómadas indoeuropeos que empezaron a asolar las antiguas aldeas y ciudades matrifocales, a partir del 4.000 a.C., al principio esporádicamente, no buscaban el bienestar y la armonía sino la dominación para extraer, acaparar y acumular las producciones de la vida; es decir, crear Poder, a cualquier precio, con toda la violencia necesaria y con los quebrantamientos de la autorregulación de la vida que sus objetivos requisieran, con tal de sedimentar su Poder contra esta vida humana autorregulada. Para esto, para devastar, luchar, conquistar, expoliar y acaparar se requiere un tejido social distinto del que se crea para el bienestar y conservación de la vida, partiendo de lo maternal. Un tejido de guerreros, de jefes de guerreros, de linajes de guerreros, de esclavos, de jefes de esclavos, de líneas de mandos, de mujeres disciplinadas y dispuestas a acorazar y adiestrar criaturas, es decir, de cambiar la maternidad por la construcción de los linajes verticales y organizar la crianza de esos futuros guerreros dispuestos a matar y esclavos dispuestos a dedicar sus vidas a trabajar para los amos.” Casilda Rodrigañez.