"El viraje de la ginecocracia al patriarcado, interrumpido por estadios intermedios como la lucha
amazónica, fue lento, gradual y lleno de contrastes; en esos estadios lo antiguo y lo nuevo coexistieron. La supremacía del matriarcado duró milenios, pero tuvo que ceder frente al patriarcado
después de una larga interiorización de la imagen paterna, que terminó imponiéndose y desplazando al principio materno." Annunziata Rossi, "J.J. Bachofen y el retorno de las
madres"
“Durante la larga transición entre la matrística y la generalización del patriarcado, como dice Riane Eisler, hubo formas, normativas, instituciones que resultaban de los pactos entre los dos modos de vida, que reflejaban la correlación de fuerzas en cada situación y en cada momento. Las mujeres, explica también Eisler, siempre fueron propicias a la negociación para evitar las guerras y las muertes. Según Bachofen, la primera forma de matrimonio, el matrimonio demétrico, fue un pacto propuesto por las mujeres para paliar la violencia sexual de los hombres. Hubo quienes optaron por la guerrilla (las amazonas), hubo gobiernos matriarcales que levantaron murallas en torno a sus ciudades. La transición no fueron unos cuantos años ni unos cuantos siglos: fueron, según los lugares, entre 3 mil y 4 mil años, con tiempos de guerra, treguas, tiempos de paz pactados con fronteras, situaciones de coexistencia y de vecindad; hasta que el antiguo modo de vida fue quedando en zonas muy aisladas.” Casilda Rodrigañez, “El asalto al hades”.
La creación del patriarcado
"El patriarcado es una creación histórica elaborada por hombres y mujeres en un proceso que tardó casi 2.500 años en completarse. La primera forma del patriarcado apareció en
el estado arcaico. La unidad básica de su organización era la familia patriarcal, que expresaba y generaba constantemente sus normas y valores. (...) La sexualidad de las mujeres, es decir, sus
capacidades y servicios sexuales y reproductivos, se convirtió en una mercancía antes incluso de la creación de la civilización occidental. (...) Las mismas mujeres se convirtieron en un recurso
que los hombres adquirían igual que se adueñaban de las tierras. Las mujeres eran intercambiadas o compradas en matrimonio en provecho de su familia; más tarde se las conquistaría o
compraría como esclavas, con lo que las prestaciones sexuales entrarían a formar parte de su trabajo y sus hijos serían propiedad de sus amos. En cualquier sociedad conocida los primeros esclavos
fueron las mujeres de grupos conquistados, mientras que a los varones se les mataba. Sólo después que los hombres hubieran aprendido a esclavizar a las mujeres de grupos catalogados como
extraños, supieron cómo reducir a la esclavitud a los hombres de esos grupos y, posteriormente, a los subordinados de su propia sociedad. (...)
Hacia el segundo milenio a.C. en las sociedades mesopotámicas las hijas de los pobres eran vendidas en matrimonio o para prostituirlas a fin de aumentar las posibilidades económicas de su familia. Las hijas de hombres acaudalados podían exigir un precio de la novia, que era pagado a su familia por la del novio, y que frecuentemente permitía a la familia de ella concertar matrimonios financieramente ventajosos a los hijos varones, lo que mejoraba la posición económica de la familia. Si un marido o un padre no podían devolver una deuda, podían dejar en fianza a su esposa e hijos que se convertían en esclavos por deudas del acreedor. Estas condiciones estaban tan firmemente establecidas hacia 1750 a.C. que la legislación hammurábica realizó una mejora decisiva en la suerte de los esclavos por deudas al limitar su prestación de servicios a tres años, mientras que hasta entonces había sido de por vida.
Los hombres se apropiaban del producto de ese valor de cambio dado a las mujeres: el precio de la novia, el precio de venta y los niños. Puede perfectamente ser la primera acumulación de propiedad privada. La reducción a la esclavitud de las mujeres de tribus conquistadas no sólo se convirtió en un símbolo de estatus para los nobles y los guerreros, sino que realmente permitía a los conquistadores adquirir riquezas tangibles gracias a la venta o el comercio del producto del trabajo de las esclavas y su producto reproductivo: niños en esclavitud.
Claude Lévi-Strauss, a quien debemos el concepto de «el intercambio de mujeres», habla de la cosificación de las mujeres que se produjo a consecuencia de lo primero. Pero lo que se cosifica y lo que se convierte en una mercancía no son las mujeres. Lo que se trata así es su sexualidad y su capacidad reproductiva. La distinción es importante. (...)
Desde sus inicios en la esclavitud, la dominación de clases adoptó formas distintas en los hombres y las mujeres esclavizados: los hombres eran explotados principalmente como trabajadores; las mujeres fueron siempre explotadas como trabajadoras, como prestadoras de servicios sexuales y como reproductoras. Los testimonios históricos de cualquier sociedad esclavista nos aportan pruebas de esta generalización. Se puede observar la explotación sexual de las mujeres de clase inferior por hombres de la clase alta en la antigüedad, durante el feudalismo, en las familias burguesas de los siglos XIX y XX en Europa y en las complejas relaciones de sexo/raza entre las mujeres de los países colonizados y los colonizadores: es universal y penetra hasta lo más hondo. La explotación sexual es la verdadera marca de la explotación de clase en las mujeres.
En cualquier momento de la historia cada «clase» ha estado compuesta por otras dos clases distintas: los hombres y las mujeres. La posición de clase de las mujeres se consolida y tiene una realidad a través de sus relaciones sexuales. Siempre estuvo expresada por grados de falta de libertad en una escala que va desde la esclava, con cuyos servicios sexuales y reproductivos se comercia del mismo modo que con su persona; a la concubina esclava, cuya prestación sexual podía suponerle subir de estatus o el de sus hijos; y finalmente la esposa «libre», cuyos servicios sexuales y reproductivos a un hombre de la clase superior la ‘autorizaba’ a tener propiedades y derechos legales. Aunque cada uno de estos grupos tenga obligaciones y privilegios muy diferente en lo que respecta a la propiedad, la ley y los recursos económicos, comparten la falta de libertad que supone estar sexual y reproductivamente controladas por hombres." Gerda Lerner, "La creación del patriarcado."
a) El sistema de primogenitura en Mesopotamia
"Desde su comienzo el estado arcaico estuvo organizado de tal manera que la dependencia del cabeza de familia del rey o de la burocracia estatal se veía compensada por la dominación que ejercía sobre su familia. Los cabezas de familia distribuían los recursos de la sociedad entre su familia de la misma manera que el estado les repartía a ellos los recursos de la sociedad. El control de los cabeza de familia sobre sus parientes femeninas y sus hijos menores era tan vital para la existencia del estado como el control del rey sobre sus soldados. Ello esta reflejado en las diversas recopilaciones jurídicas mesopotámicas, especialmente en el gran numero de leyes dedicadas a la regulación de la sexualidad femenina." Gerda Lerner, "La creación del patriarcado."
“La primera ley escrita que se conoce es el Código de Hammurabi que está grabado (y no por casualidad) sobre un enorme falo de piedra de más de dos metros de altura; data del 1.800 a.c. y hoy se puede contemplar en el museo del Louvre de parís. Según dicho código, las mujeres ya eran propiedad del varón, y su estratificación social se establecía en función de la categoría de hijos que debían de tener; según si estos debían ser herederos, esclavos o suplentes, ellas serían esposas, esclavas o suplentes.
Lo de las suplentes es una magnífica prueba de flexibilidad de plantilla y de liberalismo económico para una mayor eficacia y rendimiento del patrimonio familiar; porque además, a diferencia de
lo que sucedía en la sociedad judía, el heredero no era automáticamente el primogénito, es decir, el primero de los hijos varones nacidos de la primera de sus mujeres, sino el preferido por el
padre; de este modo se incentivaba a las mujeres a educar a sus criaturas según los deseos del patriarca y se aseguraba la continuidad patrimonial en un tiempo en que el matrimonio no existía y
el papel de esposa no estaba consolidado, como para tener la garantía de que la madre reprimiese y educase debidamente a sus hijos. Cuando el padre elegía el heredero, automáticamente la madre
del heredero se convertía en la señora del señor y alcanzaba el rango más alto posible para la mujer.
[…] Quizás por eso se impuso el sistema de primogenitura, pues las luchas por obtener el beneplácito del padre debían de producir un terrible desgaste, incluso convertirse en una seria amenaza
para el propio patrimonio y la continuidad de la estirpe. El sistema de primogenitura se pone en práctica cuando se ha logrado un suficiente estado de sumisión en la mujer, cuando hay garantías
(respaldadas por el padre y por la familia de la mujer: ser de buena familia es una cualidad para ser un buen partido no sólo por la enjundia del patrimonio sino por la educación que confiere) de
que va a cumplir su cometido, y entonces puede ya ser esposa antes de parir. Por eso también la insistencia hasta muy recientemente en las clases dominantes de que los hijos elijan a la madre de
sus futuros hijos entre las familias de su mismo rango, que asegure el conveniente adiestramiento de la siguiente generación. El sistema de primogenitura consolida la institución del matrimonio."
Casilda Rodrigañez y Ana Cachafeiro, “La represión del deseo materno y la génesis del estado de sumisión inconsciente”
b) El nuevo sacerdocio masculino entre los hebreos
“El sacerdocio Levita imponía la costumbre patriarcal como ley tribal; en consecuencia, cualquier infracción de los tabúes sexuales se castigaba de forma totalmente desproporcionada en relación con la “ofensa”. Las mujeres pertenecían a uno de entre dos hombres: el padre y el marido. La moralidad de la era anterior, según la que las sacerdotisas del templo podían tener hijos que eran sustentados por el templo, fue suprimida. De la misma manera, aunque con dificultades, se suprimió el ritual de la relación sexual en ocasiones especiales, que se creía que contribuía a la fertilidad de la tierra. Los maridos podían tener varias mujeres y podían repudiarlas sin obligación de mantenerlas, pero las mujeres sólo podían tener un marido y el adulterio estaba castigado con pena de muerte por lapidación. Cada mujer que fuera prometida o desposada podía ser apedreada hasta la muerte si era violada, a menos que la violación tuviera lugar en el campo, dónde sus llamadas de socorro no podían oírse (Dt 22, 26-27). La afirmación “no profanarás a tu hija, prostituyéndola; así la tierra no se prostituirá ni se llenará de indecencias” (Lv 19, 29) era una orden dirigida a evitar que los hebreos siguiesen la costumbre babilónica, y probablemente también cananea, según la cual una muchacha ofrecía antes de casarse su virginidad a la Diosa, o se convertía en una sacerdotisa del templo. No habría sacerdotisas hebreas. El sacerdote levita cuya hija fuera descubierta siguiendo las costumbres antiguas tenía la obligación de quemarla. El israelita que “tuviese relaciones sexuales con una sacerdotisa en un templo cananeo, sería condenado a muerte (Lv 20, 2)." Anne Baring y Jules Cashford, “El mito de la diosa”
c) El matrimonio patriarcal en Grecia:
Según Francisca Martín-Cano la instauración del matrimonio patriarcal tenía como consecuencia:
“-El establecimiento de la herencia patrilineal, por lo que la propiedad del suelo cultivable pasaba a los hijos varones. Por ello la mujer dejó de ser dueña de los frutos del campo y ya no podía
auto sostenerse económicamente.
-Al perder la mujer su valor económico, sólo se la valoraba en su función de esposa y madre de muchos hijos. Dado el exclusivo papel de procreadora que la esposa tenía en la familia patriarcal,
estaría siempre embarazada […]. Comenta Kneissler de la sociedad patriarcal griega: Cuando no estaban embarazadas, los maridos se limitaban a cumplir desapasionadamente tres veces al mes con sus
deberes conyugales.
-Se sabe que en Atenas, se estableció la institución del matrimonio y la familia patriarcal, por primera vez, en época de Cecrops. El hecho se cuenta como castigo a las mujeres atenienses, tras
Atenea haber dado nombre a la ciudad, en su contienda con Neptuno. Para calmar al derrotado Neptuno que quería darle su nombre, Cecrops, padre de Atenea, tomo la decisión de castigar a las
mujeres. Y entonces, para desagraviar al dios se impuso a las mujeres los siguientes tres castigos: 1) Se les quitó el derecho de votar; 2) Se prohibió que en adelante los hijos llevaran el
nombre de sus madres y 3) Despojarlas del título de ciudadanas, de manera que quedaran reducidas a ser meras esposas de los atenienses. A partir del castigo patriarcal, los hijos llevarían el
nombre de sus padres varones (patrilinealidad), cuando antes llevaban los de sus madres (matrilinealidad). Lo que traduce la institución del matrimonio y de la familia patriarcal.” Francisca
Martín-cano, "Estudio de las sociedades matrilineales."
d) La familia patriarcal en Roma:
“Entre los romanos la palabra familia ni siquiera se aplica a la pareja conyugal y a sus hijos, sino tan sólo a los esclavos. Famulus quiere decir esclavo domestico, y familia
es el conjunto de esclavos pertenecientes a un mismo hombre. En los tiempos de Gayo la familia, id est patrimonium (es decir, herencia), se transmitía aún por testamento. Esta expresión
la inventaron los romanos para designar un nuevo organismo social, cuyo jefe tenía bajo su poder a la mujer, a los hijos y a cierto número de esclavos, con la patria potestad romana y el derecho
de vida y muerte sobre todos ellos” F.Engels, "El origen de la familia, de la propiedad privada y del Estado."
“La familia romana era una institución de la antigua Roma, presente en el ámbito social y jurídico, que estaba compuesta por todos los que vivían bajo la autoridad del
cabeza de familia o pater familias, incluidos los esclavos. Cuando un romano nace, se encuadra o clasifica en una rígida estructura familiar controlada por el pater familias que era el jefe de la
familia con poder sobre sus miembros hasta que muriese. Al ocurrir esto, el hijo varón casado pasaría a ser el nuevo pater familias o cabeza de familia, controlando el poder y los bienes de todos
los que vivían en la misma vivienda. La mujer se consideraba una amiga, la compañera de la vida, la procreadora y no era más que un utensilio al servicio del jefe de familia, también se le
considera inferior a su marido y se espera que lo obedezca, aunque éste debe respetarla al ser su dueño, como un jefe debe respetar a sus amigos inferiores, hijos y criados. […] El poder del
padre sobre sus hijos se denomina Patria Potestas y suponía, incluso, el derecho a decidir sobre la vida o la muerte de sus hijos como indicaba un artículo de la ley.” Omar Quitián "La
familia romana."
“En contra del muttertum (Bachofen) y de la reproducción grupal, se instaura el concepto de linaje, de relación vertical individual, y se fijan las reglas de la jerarquía
familiar, de la transmisión individual y vertical de la propiedad, etc.; el hijo no es la criatura de las entrañas que pertenece (en sentido de procedencia por lugar físico) al grupo de la madre,
sino el filium, el que es elegido porque sigue al padre. En la familia patriarcal la madre pertenece al padre, y esa pertenencia es con sentido de propiedad, y su destino es reconocerle como su
superior y seguir sus órdenes, heredar sus bienes y seguir el desarrollo del patrimonio” Casilda Rodrigañez.
El surgimiento de la mitología patriarcal
a)La mitología patriarcal como sistema de adoctrinamiento
* Extractos del artículo de Francisca Martin-Cano “Evolución de la sociedad arcaica”, publicado en el nº1 de la Revista Antropología Experimental:
“Con la revolución patriarcal, los nuevos soberanos déspotas buscaron el apoyo de los Sacerdotes y poetas para que diesen fundamento religioso a su ideología política, les ayudase a
gobernar con normas morales y legitimase sus acciones agresivas y su poder absoluto. Y así se llevó a cabo la reforma religiosa, creando y divulgando mitos, usados con la expresa función de
propagar la ideología patriarcal.
Los nuevos mitólogos dieron nuevas explicaciones míticas del mundo que destruían, neutralizaban y falseaban los originales mitos y adjudicaban el papel dominante a lo masculino. Se dieron nuevas
explicaciones con una mitología adaptada a sus aspiraciones, basada en la dominación masculina sobre las mujeres, defensora de la guerra. Se exaltó el Principio masculino y las Divinidades
masculinas ejercían un poder exigente, que dominaba sobre todas las cosas, que reafirmaban el modelo patriarcal, otro mecanismo que explica la pérdida del poder femenino y que contribuyó a la
evolución de la sociedad al patriarcado.
Los nuevos mitos aportaban claves útiles para la existencia, servían para imponer, amparar y mantener una situación de superioridad masculina, modelaban conductas diferenciadas de cada sexo y
servían para subordinar, someter y disciplinar a las mujeres, para justificar el orden impuesto y para asignarle una base moral.
Y justificándose en la religión que permitía la guerra, como cumplimiento de indicaciones Divinas y amparándose en la misión grandiosa de extender su religión y convertir a todo el universo, los
déspotas la imponían sobre otros pueblos con sus ejércitos y se sentían legitimados para cometer los peores crímenes y crueldades. […] Y desde el momento de la conquista de una región, los nuevos
gobernantes exclusivamente divulgaban los mitos, el arte a su servicio y otros sistemas de propaganda política CON UN FIN ALECCIONADOR, como estrategia complementaria, para modelar las ideas que
les interesaba prestigiar (y lograron) imponer, en los que se daban modelos centrado en la violencia y la fuerza, en la jerarquía y el dominio patriarcal. A partir de entonces la religión es
intolerancia.
[…] A medida que las civilizaciones patriarcales fueron aumentando su poder, extendieron sus creencias, sus postulados, sus mitos, sus sistemas religiosos y filosóficos sobre otros pueblos de
manera violenta, y a la par se modificaba la sociedad, se dejaba de disfrutar de libertades individuales, aparecía la esclavitud y la guerra.
[…] La primera estrategia patriarcal de los mitólogos y mitógrafos patriarcales fue la de elaborar mitos de exagerada ideología patriarcal, modificando el sexo de los protagonistas míticos que
culminaba el panteón. Y a partir del patriarcado, las Divinidades masculinas son las juegan los papeles dominantes y a las que se les adjudican las funciones naturales de la Diosa Madre. […]
Mientras que la Gran Diosa Madre, Origen de la vida, encarnación de la Naturaleza, fue rebajada a Diosa secundaria. Y las figuras femeninas sufrieron cambios de poder en las narraciones. Algunas
fueron convertidas en hijas o esposas o en amantes o hermanas de las Deidades masculinas y quedaron unidos al padre. O se les adjudicaron los nuevos valores femeninos subordinados característicos
del patriarcado. […]
Y finalmente la Gran Diosa Madre Naturaleza, terminó por ser degradada y descalificado su reino, para así revalorizar el Principio masculino. Según Joseph Campbell: el empleo de una estratagema Sacerdotal de difamación mitológica, que desde entonces ha sido utilizada constantemente, principal, pero no únicamente, por los teólogos occidentales. Consiste simplemente en llamar a los dioses de los otros pueblos demonios.” Francisca Martín Cano
b) El mito de Yahvé y el origen del monoteismo.
“En la cultura de la Diosa, la concepción de la relación entre creador y creación se expresaba en la imagen de la madre como zoé, la fuente eterna, dando a luz a su hijo como bíos, la vida creada en el tiempo, que está viva y que al morir regresa a la fuente. El hijo era la parte que emergía del Todo, a través de la cual el Todo podía llegar a conocerse a sí mismo. A medida que el Dios creció en el transcurso de la Edad del Bronce, llegó a ser consorte de la Diosa y en ocasiones co-creador junto con ella. Pero en la Edad del Hierro la imagen de la relación representada en el matrimonio sagrado desaparece y se pierde el equilibrio entre las imágenes femenina y masculina de la divinidad que derivaba de dicha ceremonia.
Ahora, un Dios Padre se establece en una posición de supremacía en relación con una Diosa Madre, y se trasforma paulatinamente en el Dios sin consorte de las tres religiones patriarcales que hoy en día conocemos: el judaísmo, el cristianismo y el Islam. El Dios es entonces el único creador principal, cuando antes era la Diosa quien había sido la única fuente de vida. Pero el Dios se convierte en el hacedor del cielo y la tierra, mientras que la Diosa era el cielo y la tierra. El concepto de hacer difiere radicalmente del de ser, en el sentido de que lo que se hace y quien lo hace no comparten necesariamente la misma sustancia. (...)
“Yahvé es en primer lugar el Dios Padre ancestral de la tribu nómada. Los semitas, como los arios, eran un pueblo patriarcal que honraba a sus antepasados masculinos. Hay una referencia continua en el Génesis al Dios del padre, el dios de Abrahán y Jacob; y así se presentó a sí mismo Yahvé ante Moisés. La idea debe de haber originado en el ancestro tribal, el gran padre que guiaba a la tribu y la socorría en tiempos de adversidad. Se trata de un dios de los nómadas, escribe Mircea Eliade, que no está vinculado a un santuario, sino a un grupo de hombres a los que acompaña y protege. En el Génesis, Yahvé le dice a Abrahán que debe dejar su país y su familia por una tierra extraña que le será revelada. Hace un pacto con él: De ti haré una gran nación, te bendeciré (Gn 12, 2). Sus descendientes serán tan numerosos como las estrellas (Gn 15,5 […] Como el líder de un clan cuidará de ellos, les dará tierras, cuidará de que prosperen: se hará responsable de ellos, por decirlo de alguna manera. A cambio, deben amarlo, obedecerlo y guardar sus mandamientos: no deben adorar otros dioses (porque yo, Yahvé, tu Dios, soy un dios celoso) y, además, no deben hacer ninguna imagen de él.
No tendrás otros dioses fuera de mí.
No te harás escultura ni imagen alguna de lo que hay arriba en los cielos,
abajo en la tierra o en las aguas debajo de la tierra (Ex 20, 3-4).
En esta concepción radicalmente nueva de la divinidad toda fabricación de imágenes está prohibida. Esta innovación, sobre todo, es lo que marca un nuevo estadio en la evolución de la consciencia;
pues la esencia sagrada, que es el principio organizador de la tribu y el mundo, se concibe como algo exterior a la naturaleza: es irrepresentable (…)
Se requiere, por lo tanto, un nuevo tipo de enfoque: los seres humanos deberán, por así decirlo, mirar a través del mundo hacia la fuente invisible del cual procede. Lo divino, o lo numinoso, ya
no brillará en la belleza de la naturaleza y de lo creado; las personas sólo pueden señalar hacia lo numinoso, que las supera.
[…] Aunque la imagen de la divinidad se había hecho trascendente, todavía retenía bastantes características muy humanas, la más obvia de las cuales era el género: era, de hecho, masculino. […] la
antigua iconografía del dios como hijo, amante y consorte de la diosa se ha desvanecido aparentemente para siempre como si nunca hubiera existido. No hay nada que modifique la masculinidad de
dios, exclusiva y desligada de todo lo que está fuera de él. Esta ausencia de simbología femenina en la imagen de dios hará que el judaísmo, el cristianismo y el islam contrasten de forma
sorprendente con las otras tradiciones religiosas del mundo." Anne Baring y Julesh Cashford, "El mito de la Diosa".
c) La mitología griega como paradigma cultural de la Civilización Occidental
No es casualidad que la Civilización Occidental tome como ejemplo a Grecia y la eleve a mito, pues representa la consolidación en Europa de una nueva era que se prolonga hasta la actualidad: La Era Patriarcal y guerrera. Cuando nuestros libros hablan de la democracia griega, ponen en un segundo plano el hecho de que gran parte de su población fuera esclava, o de que la mujer estaba totalmente subordinada al hombre, o de que contarán con un ejército Imperial que expandió la guerra y la conquista por amplísimos territorios.
Hemos seleccionado algunas "joyas filosóficas" que nos dejó el gran pensador Aristoteles y que nos sirven para ilustrar el vuelco cultural del que hablamos:
* “En la especie humana hay individuos tan inferiores a los demás como el cuerpo lo es respecto al alma o el animal al hombre; son los hombres de los que no se puede obtener nada mejor que el desarrollo de la fuerza corporal. Estos individuos están destinados por la propia naturaleza a la esclavitud, porque para ellos no hay nada mejor que obedecer”
“La Guerra es un medio de adquisición natural que comprende la caza de animales y de hombres, que nacidos para la esclavitud se niegan a obedecer”.
* “La esclavitud es una condición necesaria para que los ciudadanos puedan disponer del ocio, sin el cual ni el saber ni la vida política son posibles”
* “En la naturaleza hay elementos destinados a ejercer el mando y elementos destinados a obedecer. Los esclavos han nacido para ser subordinados de los hombres libres, y las mujeres han
nacido para ser subordinadas de los hombres”
Inculcar está nueva forma de pensamiento en la población griega debió de ser tarea difícil, pues representaba la antitesis de la cosmovisión de la Vieja Europa. Por ello, además del uso de la fuerza bruta, las nuevas elites indoeuropeas crearon una nueva mitología con algunos elementos de hibridación de la cosmovisión arcaica, y durante generaciones las fueron extendiendo y socializando:
“En aquellos tiempos remotos, los griegos primitivos adoraban sobre todo a la Gran Madre, la Madre tierra, llamada Gea. No fue hasta el siglo VIII a. C. cuando Homero convirtió a Zeus en el padre
supremo de una extensa familia olímpica regida según los cánones de la aristocracia patriarcal. Casi al mismo tiempo que Homero, Hesíodo creó una Teogonía, esto es, una historia donde se relata
el origen de los dioses patriarcales” Francisca Martín-Cano
“Javier de Hoz, en la introducción a la edición de La Iliada de Espasa Calpe, explica que esta obra fue una empresa publicitaria encargada por el rey de Micenas para ser recitada en el ágora. Se
trataba de erradicar la memoria social todavía existente en el último milenio a.c., acerca de la sociedad humana pre-patriarcal; memoria que se mantenía con cuentos y coplas transmitidos por
tradición oral. La escritura, la literatura escrita, en manos de los poderosos, aparece así para fijar la versión de la historia que da la vuelta a las guerras y a las conquista que
aniquilaron la sociedad matricéntrica”. Casilda Rodrigañez, “El asalto al Hades”.
“Las narraciones y poemas griegos desarrollan una teología que influirá profundamente en la especulación posterior, dado que se convirtieron en obras aceptadas por todos los griegos, conocidas y
aprendidas desde la infancia y que sirvieron para homogeneizar las creencias" Díez de Velasco
Según Robert Graves “el tema principal de los mitos griegos es el modo en como las mujeres se convirtieron de seres sagrados en esclavas, gradualmente, a lo largo de la historia”.
“Metis es la diosa pre-olímpica de la sabiduría. Fue la primera esposa del dios del cielo, Zeus. Este la engaño haciéndola muy pequeña y tragándosela cuando ella estaba embarazada de Atenea. Sólo
después de haberse hecho adulta, Atenea surgió de la cabeza de su padre ignorando totalmente que tenía una madre” Itsaso Colina “Atenea o la niña que perdió su ombligo”
“Según Arnaiz y Alonso, y según su estudio basado en las grabaciones en estelas funerarias neolíticas (...), Anderea en el vasco actual es mujer; y en el griego actual es hombre. La coincidencia
del andrea vasco y el andrea griego nunca me había llamado la atención, pero tras descubrir el parentesco entre el vasco y el minoico, la pregunta es: ¿tiene esto algo que ver con lo que dice
Martha Moia de que en la literatura griega clásica, se traduce sistemáticamente madre por padre? […] ¿Son transferencias del significado de los símbolos que acompañan a la construcción del orden
simbólico patriarcal, que no pudiendo prohibir la voz de las gargantas trastocan su significado? Casilda Rodrigañez, “El asalto al Hades”.
“Un representante patriarcal mítico, que ha ejercido una gran influencia en la sociedad occidental es Hércules. Sus aventuras empiezan narrando que sufrió varios castigos por sus muchos
asesinatos, que les fueron impuestos tras ser juzgado por varias Pitonisas del Oráculo de Delfos. Con ello se nos informa de quienes eran las que en principio ejercían de juezas y juzgaban a los
delincuentes, muestra del poder femenino aún a principios de la época histórica, antes de que la revolución patriarcal negara todos los derechos a las mujeres. En uno de los castigos impuestos
por una jueza fue comprado por la Diosa-reina Onfalia de Lidia que lo obligó a vestirse y trabajar como mujer durante tres años. En otra ocasión la Pitonisa le ordenó que se estableciera en
Tirinto como esclavo durante doce años y fue cuando Euristeo, rey de Argos le encargó los doce trabajos.
Pero mientras la reina Onfalia había tratado a Hércules ¡como a una mujer!, Euristeo lo convirtió ¡en un hombre! encargándole que: robara, asesinara y devastara las regiones donde gobernaban
mujeres. Y así sus hazañas manifiestan ya el carácter revolucionario patriarcal y prestigiador de las nuevas acciones guerreras.
La mayor parte de las hazañas de Hércules tienen lugar en Asia Menor, La Argólida, Eubea y La Arcadia, donde es manifiesto que imperaba el poder femenino, gobernaban reinas y en algunas regiones
se adoraba a la Diosa Hera, considerada su enemiga perpetua. […] Sus doce trabajos corresponden a la destrucción de las regiones que el mito considera habitada por monstruos dañinos femeninos y
protegidas por guardianas […] de Santuarios, en donde la Diosa Hera o la Diosa Artemisa, recibían culto. […] Después como ¡recompensa a sus buenas acciones! en la Otra vida, Hércules fue
perdonado por la Diosa Hera y se casó con su Hija la Diosa Hebe. ¡Ese es el mensaje que se enviaba a la sociedad!: los varones que se comportasen conforme a los intereses patriarcales y
conquistasen otras regiones mediante el asesinato, violación y robo de sus legítimos dueños, encontrarían al morir, en vez de castigo, una recompensa llena de placeres (mensaje que influyó
poderosamente en la sociedad durante miles de años e hizo mover a los aventureros a ir a otras regiones a ¡colonizarlas! sin miedo).” Francisca Martín Cano, “Evolución de la sociedad arcaica”.
El mito de la Gran Diosa en las eras indoeuropea y cristiana.
Artículo de Marija Gimbutas.
"El resultado del choque entre las formas religiosas de la Vieja Europa y las foráneas indoeuropeas se hace evidente en el destronamiento de las antiguas Diosas, la desaparición de los templos,
parafernalia de culto y signos sagrados, así como en la drástica reducción de las imágenes religiosas en las artes plásticas. Este empobrecimiento comenzó en el centro-este de Europa y,
gradualmente, terminó afectando a toda Europa central. Las islas del Egeo y Creta, así como el centro y oeste de las regiones mediterráneas, continuaron las tradiciones de la Vieja Europa durante
varios milenios más, pero lo esencial de la civilización se había perdido.
Esta transformación, sin embargo, no se realizó mediante sustitución de una cultura por otra, sino que fue una hibridación gradual de dos sistemas simbólicos diferentes. Dado que la ideología
androcéntrica de los indoeuropeos era la de la nueva clase gobernante, ésta nos fue transmitida como el sistema de creencias "oficiales" más antigua; pese a ello, las imágenes y los símbolos
sagrados de la Vieja Europa nunca fueron totalmente desplazados,; tales rasgos, los más persistentes de la historia humana, se encontraban arraigados muy profundamente en la psique colectiva y
sólo podrían haber desaparecido con el exterminio total de la población femenina.
La religión de la Diosa se hundió; no obstante, alguna de las antiguas tradiciones, en particular las relacionadas con los ritos mortuorios, natales y de fertilidad de la tierra, continuaron sin
demasiados cambios en algunas regiones donde, incluso, se rastrean en la actualidad; en otras, se asimilaron con la ideología indoeuropea.
En la Grecia antigua, esto creó en el panteón de los dioses indoeuropeos algunas extrañas imágenes, incluso absurdas, siendo la más notable la conversión de la Diosa Pájaro en Atenea, una figura
militarizada que portaba un yelmo y un escudo; la creencia en su nacimiento de la cabeza de Zeus, el dios supremo de los indoeuropeos en Grecia, muestra hasta qué punto llegó la transformación:
¡¡ de diosa partenogénica a nacida de un dios !!. Y aún así, no es totalmente sorprendente, ya que Zeus era un toro (el Dios del Trueno es un Toro en el simbolismo europeo) y el nacimiento de
Atenea de la cabeza de dicho animal no era otra cosa sino el recuerdo de un nacimiento a través de un bucráneo, el cual representaba al útero en el simbolismo de la Vieja Europa.
La portadora de la Muerte, la Diosa como Ave de Presa, se militarizó y, así, las representaciones de la Diosa Búho, en estelas líticas de la Edad de Bronce en Cerdeña, Córcega, Liguria, S. de
Francia y España, muestran una espada o una daga. La griega Atenea y las irlandesas Morrígan y Badb aparecen en escenas de batalla con forma de buitre, cuervo, grulla o grajo. La transformación
de la misma Diosa en yegua también se produjo durante la Edad del Bronce.
Las diosas partenogénicas, las cuales engendran por sí mismas, sin ayuda de la inseminación masculina, como respuesta a un sistema patriarcal y patrilineal, se transformaron gradualmente en
amantes, esposas e hijas de otros dioses, erotizándose al ser ensambladas en un principio de amor sexual; por ejemplo, la griega Hera se convirtió en la esposa de Zeus; incluso éste tuvo que
"seducir" (si nos ajustamos a la exactitud histórica, podríamos utilizar el verbo "violar") a cientos de otras diosas y ninfas para establecer su supremacía. En toda Europa, la Madre Tierra
carecía del poder de dar vida a las plantas si no mantenía relaciones con el Dios del Trueno o del Cielo Brillante, en su aspecto de primavera.
En contraste, “la Que Da la Vida y el Nacimiento”, “el Hado” o “los Tres Hados”, sorprendentemente, continuaron sin variación alguna en las creencias de distintas zonas europeas; la griega
Artemisa, la irlandesa Brigit y la báltica Laima, por ejemplo, no adquirieron característica alguna de dioses indoeuropeos ni fueron esposas de ninguno de ellos, y aunque la última aparece en las
canciones mitológicas junto a Dievas, el dios indoeuropeo de la luz del cielo, bendiciendo los campos y la vida humana, no lo hace como su esposa, sino como otra diosa en igualdad de poder.
La aplicación del término “reina” para aquellas que no estaban emparejadas con deidades indoeuropeas y que continuaron siendo poderosas por derecho propio, indica un poder residual de la Diosa en
la historia de la humanidad. Herodoto escribió "Reina Artemisa", Hesiquio llamó a Afrodita `la reina" y la romana Diana, que no es otra que la virgen griega Artemisa, se invocaba como
“Regina”.
El culto a la Diosa, tanto en Roma como en Grecia, pervivió con gran vigor hasta los primeros siglos de nuestra era, hasta el momento de expansión del Cristianismo y de la adopción de los cultos
egipcios por el mundo romano. El relato más inspirado de toda la literatura antigua aparece en el Asno de oro, escrito por Lucio Apuleyo en el siglo II d.C.; se trata de la primera novela en
latín, en la de Lucio invoca a Isis desde las profundidades de su tristeza, tras lo cual, aparece ella y le dice:
“Yo soy la madre natural de todas las cosas, señora y rectora de todos los elementos, la progenie inicial de los mundos, poseedora de los poderes divinos, reina de todo lo que hay en el Infierno, señora de todos los que viven en el Cielo, que se manifiesta única y bajo una sola forma en nombre de todos los dioses y diosas. Dispongo a mi voluntad de los planetas del cielo, los saludables vientos de los mares y los omninosos silencios del infierno; mi nombre, mi divinidad, se adora por todo el mundo y de diversas maneras, con costumbres variables y bajo muchos nombres".
Este texto aporta detalles muy valiosos del culto a la Diosa hace casi 2.000 años. La invocación de Lucio es un testimonio de que, para las gentes de los primeros siglos de nuestra era, la Diosa
tenía mayor significación que otros dioses. En el mundo greco-romano, las gentes, obviamente, no estaba satisfecha con lo que le ofrecía la religión oficial indoeuropea y, así, se practicaban
cultos secretos --Religiones Mistéricas (Dionisíaca, Eleusiana)-- que procedían de claramente de de la Vieja Europa y proporcionaban un modo de sentir las experiencias religiosas del
pasado.
Posteriormente, ya en la era Cristiana, la Madre Tierra y la Diosa Parturienta se fusionaron en la Virgen María; así, no es sorprendente que en los países católicos su culto supere incluso al de
Jesucristo. En ella existe aún una conexión con el agua vital y los milagrosos manantiales curativos, con los árboles y las flores, con los frutos y las cosechas; es Pura, Fuerte y Justa. En las
esculturas populares en las que se le representa como la Madre de Dios, su imagen es grande y poderosa, mientras que, en su regazo lleva a un Niño Jesús muy pequeño.
Las Diosas de la Vieja Europa aparecen en narraciones populares, creencias y canciones mitológicas. La Diosa Pájaro y la antropomorfa Diosa Donante de Vida, pervivieron como un Hado o Hada y,
también, con la forma de un ánade, un cisne o un carnero que trae suerte o fortuna; como profetisa, es un cuclillo y, como Madre Primitiva, aparece bajo la forma de un ciervo sobrenatural
(mitología irlandesa) o de un oso (griega, báltica y eslava).
El culto a la serpiente no venenosa como símbolo de energía vital, renovación cíclica e inmortalidad, pervivió hasta el siglo XX; la mística de su hibernación y despertar, como metáfora de la
naturaleza que muere y revive, como símbolo esencial de la inmortalidad de la energía vital, se conservó en Irlanda y en Lituania hasta nuestro siglo, donde la corona de una gran serpiente (la
Reina) sigue siendo el símbolo de sabiduría.
La presencia de la Dama Blanca, la "Muerte", la cual aparee en forma de ave de presa y de serpiente venenosa, se dejó sentir en distintos países de Europa hasta el presente siglo, a través de
estremecedoras imágenes, como la de la mujer alta y vestida de blanco, el grito del ave nocturna y el reptar de una serpiente ponzoñosa, las cuales proceden directamente del Neolítico. La Dama
Blanca no llegó a transformarse en el indoeuropeo dios negro de la muerte, al igual que la utilización del hueso y los colores blanco y amarillo, como símbolos luctuosos, convivieron en las
creencias europeas conjuntamente con el negro, color de luto en las religiones indoeuropea y cristiana.
La Regeneradora-Destructora, supervisora de la energía cíclica, personificación del invierno y Madre de los Muertos, pasó a ser una hechicera de la noche, dedicada a la magia que, en tiempos de
la Inquisición era considerada como discípula de Satanás. La desentronización de esta Diosa verdaderamente formidable, cuyo legado fue transmitido a través de mujeres sabias, profetisas y
curanderas -que eran las mejores y más valientes mentes de la época-, está manchada de sangre y es la mayor vergüenza de la Iglesia Cristiana: la caza de brujas de los siglos XV a XVII fue un
acontecimiento de los más satánicos en la historia europea, llevado a cabo en nombre de Cristo; la ejecución de las mujeres acusadas de brujas ascendió a más de ocho millones y, la mayoría de
ellas, colgadas o quemadas, eran, simplemente, mujeres que aprendieron la sabiduría y los secretos de la Diosa de sus madres o abuelas. En 1484, el Papa Inocencio VII denunció en una Bula Papal
la brujería como una conspiración contra el Santo Imperio Cristiano, organizada por el ejército del Diablo y, en 1486, apareció el manual de los cazadores de brujas, el `Malleus Maleficarum" (El
Martillo de las brujas) que se convirtió en una indispensable autoridad para el terror y el homicidio, ya que se permitía el uso de cualquier tortura física y psicológica para obtener la
confesión de las acusadas. Este periodo puede jactarse de haber sido el de mayor creatividad en el descubrimiento de instrumentos y métodos de tortura. Éste fue el comienzo de peligrosas
convulsiones de gobiernos androcráticos que, 46o años después, llegaron a su cenit en la Europa del Este de Stalin, con la tortura y asesinato de cincuenta millones de hombres mujeres y
niños.
A pesar de la terrible guerra entablada contra las mujeres y su sabiduría, así como la demonización de la Diosa, sus recuerdos pervivieron en cuentos de hadas, ritos y costumbres, incluso en
distintas lenguas. Las colecciones de cuentos, como los alemanes de Grimm, son ricas en motivos prehistóricos que describen las funciones de esta Diosa del Invierno, Frau Holla (Holle, Hell,
Holda, Perchta, etc...). Ella es la Vieja Bruja de nariz ganchuda y pelo desgreñado, cuya energía emana de los dientes y el pelo; provoca la nieve y las tempestades pero, a la vez, regenera la
naturaleza; hace que el sol brille y, una vez al año, aparece en fórma de paloma, lo que supone un acto de consagración que asegura la fertilidad. Como rana, Holla saca la manzana roja, símbolo
de la vida, del pozo en el que cayó durante la cosecha y la trae de nuevo a la tierra. Su reino es el interior de las montañas y la profundidad de las cuevas (Holla, el nombre de la Diosa, y
Hóhle, que significa "cueva", están claramente emparentados y, en su acepción actual, Hell es la acción de las misiones cristianas). A Holla, como Madre de los Muertos, se le hacían sacrificios
consistentes en el enhornado de un pan llamado Hollenzopf, `la trenza de Holla", durante las Navidades. El Holler o Hollunder, "el saúco", era el árbol sagrado de la Diosa, el cual tenía poderes
curativos y, debajo de él, vivían los muertos.
Esta poderosa Diosa juega aún un importante papel en las creencias que se conservan en relación con otras deidades femeninas europeas, como la báltica Ragana, la rusa Baba Yaga, la polaca Jedja,
la serbia Mora, Morava, la vasca Mari o la irlandesa Morrígan, lo cual demuestra que no fue borrada del mundo mítico. Hoy, es una inspiración para el renacer de la herbología y otras artes
curativas, al mismo tiempo que alienta y fortalece la confianza en la mujer, mejor que ninguna que otra entre las diosas.
No hay duda de que las imágenes y los símbolos sagrados de la Vieja Europa siguen siendo una parte fundamental de la herencia cultural europea. La mayoría de nosotros, durante la infancia,
estuvimos rodeados del mundo de las hadas, el cual contiene muchas imágenes transmitidas desde aquellos lejanos tiempos. En algunos rincones de Europa, como en mi país natal, Lituania, todavía
fluyen los ríos y manantiales milagrosos y sagrados, florecen arboledas y bosques sacros que son prósperas reservas vitales, crecen retorcidos árboles rebosantes de vitalidad y con poderes
curativos; a lo largo de los cursos de agua, todavía se mantienen en pie menhires, llamados "Diosas", plenos de misterioso poder.
La cultura de la Vieja Europa fue la matriz en la que se engendraron creencias y prácticas muy posteriores; consecuentemente, no era fácil borrar recuerdos de un larguísimo pasado ginecocéntrico y, por ello, no es sorprendente que el principio femenino juegue un importantísimo papel en la visión subconsciente y en el mundo de la fantasía onírica; aquél, en terminología jungiana, sigue siendo "el depositario de la experiencia humana", así como la "estructura profunda" y, para un arqueólogo, es una realidad histórica ampliamente documentada." Marija Gimbutas, "El lenguaje de la Diosa"